Tal y como os comunicamos, queridos/as clientes y amigos/as de MADY, le cedemos hoy el espacio del blog a José Luis Gonzalo Marrodán, nuestro hermano, que va a hablaros del libro de Javier Postigo:
"Recojo gustoso el testigo que me pasan mis hermanos consistente en escribir acerca de la segunda edición del libro de Javier Postigo "A las diez en casa (Miguel Imaz, 1)" En esta nueva edición el autor ha ofrecido a los lectores que escriban sus propios recuerdos del Barrio Gros, creando así una obra co-construida. Esto es para mí un gran acierto por parte de Javier Postigo porque -no soy experto en literatura- creo que esto no es muy habitual. El libro ya crea la complicidad con la persona desde el momento que ésta se puede convertir en autor-lector y lector-autor. Javier genera un sentimiento comunal de tal forma que no se arroga la exclusividad de la experiencia sino que, al contrario, con magistral sentido de la conexión emocional es muy sabedor de que la vivencia debe compartirse, de lo contrario el libro no tiene sentido.
En una primera parte del libro, Javier Postigo nos sigue regalando relatos e historias de vida donde la narrativa se articula siempre en esa "T" que forman las calles Usandizaga-Miguel Imaz, aunque también transita por otros entornos pero siempre en el Barrio Gros. Historias en las que uno siente lo que sienten sus protagonistas, en lugares, calles, tiendas... y con personas. El Barrio era el lugar donde se podía vivir y compartir con otros iguales a tí los hitos más importantes del desarrollo, y del crecer y cambiar y tener que lidiar con represiones (como la sexualidad, tabú en aquella época) que tan sólo encontraban su marco comprehensivo cuando se quedaban contenidos en la base segura que eran las gentes de tu confianza en tus calles del barrio. Porque el autoritarismo de la época sólo transmitía bases inseguras.
No se pierdan estos relatos que conforman el libro porque gozarán de una literatura fresca, sentida, ordenadamente desordenada, en los cuales el Barrio, sus calles y sus gentes con sus yoes y sus circunstancias se convierten en los auténticos protagonistas.
Finalmente, Javier, como decimos, da paso a los que han querido participar enviando sus recuerdos. Entre ellos, yo he podido incluir (Javier ha tenido la deferencia de hacerlo) una narración de mis evocaciones de niño y de las vivencias que disfruté en Miguel Imaz, Usandizaga y la denominada Plancha (La Plaza Usandizaga) con quienes, todavía, 35 años después, sigo manteniendo lazos porque lo que allí experimentamos juntos nos mantiene vinculados.
Os recomendamos que compréis el libro porque, sobre todo a los que han vivido y viven aquí, en esta zona de Gros, va a emocionarles. El autor referiere que esto mismo que él cuenta es algo que pudo suceder en otras ciudades. Ciertamente sí, pero yo pienso que el lugar ha de ser por fuerza pequeño porque en las grandes capitales existe demasiada movilidad como para que las personas permanezcan en el mismo sitio tanto tiempo, que es lo que da conciencia de "haber pertenecido a" Hoy me decía una amiga, de Madrid, que le encantaba que tuviera amigos de toda la vida del barrio porque ella, en una ciudad como la capital, tan grande y con tanto ir y venir, no había tenido esa posibilidad tan fácil como en una ciudad como Donostia.
Gracias, Javier Postigo, por haberme ofrecido la oportunidad de participar y por los relatos que nos ofreces en tu libro que -aún no lo he terminado- me conectan emocionalmente con ese lugar y época tan familiares para mí donde uno de los testigos es la perfumería que ahora regenta mi hermano Pedro y que aparece citada en varios momentos (junto con, ciertamente, otras que también estuvieron abiertas pero que cerraron; Mady ha permanecido contra viento y marea) del libro"
Para comprar su libro: en Metrópolis, la librería de la PLaza Usandizaga, en Gros.
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